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EncEmp2019: Entrevista a María Luisa Blázquez, IESE: "Una gran mayoría de las empresas consideran importante un mayor énfasis en la formación profesional dual"

26/06/2019

María Luisa Blázquez, Research Associate del International Center for Competitiveness (ICC) de IESE Business School, es una de los tres autores del estudio “El futuro del empleo y las competencias profesionales del futuro: la perspectiva de las empresas” que publicó el IESE en enero de 2019. En este estudio, los autores encuestaron a 53 grandes empresas que operan en España sobre las perspectivas de creación de empleo y las competencias profesionales requeridas en estas empresas en el futuro. La autora abordará las conclusiones de este estudio en el marco del III Encuentro Empresarial Hispano-Alemán, que se celebrará el próximo noviembre en Bilbao, donde participará en la primera mesa redonda. En esta entrevista adelanta algunos de los resultados más destacados.

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P: La digitalización, la automatización y las nuevas tecnologías sustituirán en el futuro a tareas repetitivas y administrativas en el trabajo de las personas, e incluso suprimirán puestos completos de trabajo, aunque de momento desconocemos las cifras exactas. Sin embargo, hay competencias y capacidades que las máquinas no pueden desempeñar. ¿Cuáles son estas competencias y capacidades? ¿Cómo podemos fomentarlas en el sistema educativo?

Según la OCDE1 , España tiene más de un 50% de empleos en riesgo alto o significativo de automatización, por encima de la media de la OCDE. Esto, como señala el informe, no depende de la estructura sectorial de los distintos países, sino de la organización del trabajo o del tipo de tareas que se realizan, y en particular, de si son más manuales, en cuyo caso tienen más riesgo de ser automatizadas, o si tienen mayor valor añadido.

Hay capacidades que en el futuro tendrán menos demanda, debido a la automatización y las nuevas tecnologías. Así, el informe del World Economic Forum “The Future of Jobs Report 2018” estima que en los próximos años tendrán menos demanda las capacidades de carácter manual, las relacionadas con la memoria o las de gestión de recursos financieros o materiales, todas ellas tareas más fácilmente automatizables. Sin embargo, dicho estudio considera que crecerá la necesidad de capacidades tecnológicas como el diseño o la programación, y otras difícilmente realizables por máquinas, como las de liderazgo, iniciativa, creatividad o inteligencia emocional. También el McKinsey Global Institute (2018) aporta evidencia en la misma línea y estima que, hasta 2030, tanto en Estados Unidos como en Europa Occidental se producirá un retroceso de la demanda de trabajo relacionada con capacidades manuales (como operación y reparación de equipos, tareas técnicas o de inspección y control) y cognitivas básicas (como procesamiento de datos e información, comunicación o cómputo básico). Sin embargo, se espera un aumento de la demanda en capacidades cognitivas avanzadas (como estadística, pensamiento crítico o creatividad), socioemocionales (como capacidades interpersonales, liderazgo, iniciativa, emprendimiento y adaptabilidad) y tecnológicas (como programación, análisis de datos, diseño tecnológico, ingeniería o investigación científica).

Ante este cambio en las capacidades requeridas las empresas piden un sistema educativo ágil y capaz de responder al mercado, flexibilizando sus contenidos. También piden que la orientación sea más práctica y holística, y se centre no sólo en los conocimientos, sino también en el desarrollo de las capacidades, más en línea con el sistema educativo anglosajón.

P: Según su estudio, las empresas siguen apostando por contratar a personas con formación universitaria: el 76% de los puestos de trabajo actuales en las empresas entrevistadas están ocupados por universitarios y solo el 17% por personas procedentes de FP. Por otro lado, las empresas constatan que encuentran dificultades para contratar a personas preparadas con FP. ¿Cómo se explica este fenómeno? ¿Están las empresas demasiado enfocadas en el mundo universitario? ¿O quizá hay demasiado pocos alumnos en FP?

Es verdad que las empresas participantes en el estudio siguen apostando por los graduados universitarios, si bien en el último año, las contrataciones de perfiles procedentes de formación Profesional suponen el 21% de las nuevas contrataciones, lo cual es muy positivo. Esto refleja por un lado la baja penetración de la Formación Profesional en nuestro país. De hecho, según la OCDE2 el nivel máximo de estudios alcanzados en España entre jóvenes de 25 a 34 años sólo en un 24% es formación Profesional, por debajo de la media de la UE 22 (36%) y muy alejado de los porcentajes de Alemania (51%) o Francia (48%), si bien el número de matriculados en FP aumenta significativamente los últimos años.

Pero por otro lado, muchas empresas reconocen que aunque la formación profesional es una buena opción para cubrir determinado tipo de puestos, sobre todo en el área de Operaciones, las compañías siguen encontrando dificultades para incorporar perfiles procedentes de la formación profesional.

Son varios los motivos que mencionan las empresas para explicar este hecho: algunas multinacionales admiten que prefieren perfiles universitarios de grado superior porque tienen un mayor potencial en su trayectoria profesional dentro de la compañía. En otras ocasiones, no han podido contratar perfiles de formación profesional, aunque hubiera sido lo deseado para los puestos de trabajo en cuestión, porque los estudios existentes no cubren las capacidades que se buscan y su desarrollo. Aunque hay empresas que han conseguido acuerdos con centros de formación profesional para adaptar determinados módulos a sus necesidades específicas, esto no es lo más frecuente.

Finalmente, algunas empresas consideran que la formación profesional dual es una buena solución, pero no siempre está disponible o funciona, y las empresas, en ocasiones, encuentran el sistema poco flexible para sus necesidades.

P: Con el objeto de promover la empleabilidad del futuro, en el estudio constatan que sería deseable una colaboración más intensa de los distintos actores. El 87% de las empresas considera importante tener un papel más activo en el diseño de los planes de formación. Resulta imprescindible que haya una colaboración más intensa entre empresas, universidades y centros educativos. ¿Cómo se puede lograr esa colaboración más estrecha? ¿Qué pueden hacer los actores y qué papel tienen o deberían tener las administraciones en el fomento de estas relaciones?

Efectivamente, una gran mayoría de las empresas participantes en el estudio consideran importante tener un papel más activo en la definición de los conocimientos y las capacidades necesarios, y su traslación a los planes de formación de los centros educativos. También consideran importante un mayor énfasis en la formación profesional dual y en las prácticas en empresas, la mejora de la orientación que se proporciona a los estudiantes y la asignación a los alumnos de tutores con experiencia.

Al gobierno central o los gobiernos autonómicos las empresas les piden que faciliten la colaboración entre empresas, universidades y centros educativos, flexibilizando el sistema para que las instituciones educativas puedan dar respuesta a las necesidades de las primeras, flexibilizando el contenido y la adaptación de los programas y módulos, y facilitando la creación de nuevos grados. También piden un tratamiento fiscal favorable para la formación que realizan y becas para trabajos en prácticas.

Pero básicamente las empresas consideran que sólo con legislación se consigue poco, lo más importante para las empresas es que se les permita involucrarse más en el futuro de la educación y que se facilite su relación con los centros educativos para que puedan adaptar sus contenidos a las necesidades del mundo laboral.

P: La revolución digital, las nuevas necesidades de los clientes y la internacionalización son las causas principales de un cambio fundamental en los perfiles profesionales buscados por las empresas. ¿Cuáles son estos nuevos perfiles? ¿Se encuentran en el mercado laboral hoy en día? ¿Hasta qué punto deben cambiarse los planes de formación de los perfiles ya existentes: es suficiente una adaptación ligera o se requerirán cambios radicales?

Las empresas admiten que factores como la automatización, la revolución digital, las necesidades de los clientes o la internacionalización están generando cambios en los perfiles que necesitan. Como consecuencia de todo ello, un 72% de las empresas participantes encuentra muchas o bastantes dificultades para cubrir los puestos de trabajo. Las dificultades de las empresas se dan a tres niveles: de conocimientos, capacidades y actitudes.

En cuanto a los conocimientos, las empresas consideran que hay áreas importantes que no están bien cubiertas por el sistema educativo. El principal problema reside en los conocimientos relativos a las nuevas tecnologías: por ejemplo. el 68% de las empresas encuestadas afirma que no encuentra los conocimientos tecnológicos que necesita en los graduados universitarios.

En relación con las capacidades, un 52% de las empresas considera que el sistema educativo no proporciona lo que necesitan en cuanto a la capacidad de comunicación, siendo esta muy importante para el 91% de ellas. El trabajo en equipo tampoco se considera cubierto por el sistema educativo en un 56% de los casos, y esta es una habilidad considerada muy importante por la totalidad de las encuestadas, al igual que la capacidad de ejecución, no encontrada por más de un tercio de las entrevistadas (38%).

Con respecto a las actitudes, el 72% de las empresas considera que el sistema educativo actual no prepara a los jóvenes en términos de adaptabilidad y resiliencia, actitudes muy importantes para el 95% de las encuestadas. Tampoco se consideran bien preparadas la iniciativa (32%) o sentido emprendedor (24%), aunque ambas son actitudes a las que atribuyen una importancia máxima. Estas dificultades son parecidas cuando se pregunta a las empresas por los jóvenes procedentes de Formación Profesional.

El problema, además, es que esta brecha de conocimientos, capacidades y actitudes, crecerá en los próximos cinco años.

Es necesario que el sistema educativo sea ágil y flexible y tenga capacidad para adaptar estas nuevas áreas de conocimiento requeridas. Las empresas consideran además que la Universidad en España tiene una orientación eminentemente teórica, por lo que es necesario complementar la formación con un enfoque orientado a aspectos prácticos y reforzar la práctica de competencias, en línea con los sistemas educativos de otros países como, por ejemplo, los del mundo anglosajón.

P: Sin duda, uno de los grandes retos del ámbito educativo español es una mejor orientación de los jóvenes hacía los distintos itinerarios formativos. ¿Considera que la FP requiere de un mayor prestigio y visibilidad? ¿Cómo puede concienciarse a la sociedad sobre las opciones y oportunidades de la formación profesional y los estudios más técnicos? ¿Faltarán ingenieros en el futuro como ya es el caso en Alemania?

Como se ha comentado anteriormente, en España hay una baja penetración de la Formación Profesional y las empresas participantes en el estudio han puesto de manifiesto algunas de las dificultades que encuentran para incorporar a jóvenes procedentes de Formación Profesional.

Las empresas consideran que debe hacerse un mayor énfasis en la orientación profesional, a edades tempranas, y que debe prestigiarse a nivel social la Formación Profesional. Esto es consistente con otros estudios que han analizado las causas de la baja penetración de la formación profesional en España y de las acciones necesarias para impulsarla, como el elaborado por la Fundación ATRESMEDIA, la Fundación MAPFRE y el IESE (2018). Este trabajo destaca, por ejemplo, la necesidad de prestigiar la formación profesional, de dotar a los centros de la autonomía necesaria y de flexibilidad en sus programas o de fomentar la relación de los centros con las empresas.

En cuanto a las carreras técnicas y de ingeniería, en España hay un exceso de alumnos matriculados respecto a las ofertas de empleo en Ciencias Sociales y Jurídicas, Salud y Servicios sociales, y, sobre todo, en Educación, Arte y Humanidades. Al mismo tiempo, hay más oferta de empleo que alumnos matriculados en Ingeniería, Industria y Construcción3 . De hecho, aunque las empresas cada vez demandan más conocimientos y capacidades tecnológicas, en España la ratio de graduados universitarios en campos STEM sobre el total (22,4%) es inferior a la media de la UE (26%), y mucho menor que en países como Alemania (36,1%) o Finlandia (29,5%). Si se aplica a la población joven, de entre 20 y 34 años, el resultado es asimismo desfavorable en nuestro país.

Es necesario potenciar el conocimiento y atractivo de las carreras STEM, en las que España está por debajo del resto de países europeos. Las empresas encuestadas consideran que hay un buen nivel en ingeniería, pero en ocasiones, es necesario recurrir a candidatos graduados en otros países porque no hay suficiente disponibilidad. Esto genera un problema grave para la competitividad de las empresas. Numerosas empresas entrevistadas también exponen que hay carencia de mujeres profesionales en áreas más tecnológicas, un fenómeno que también se detecta en los módulos de formación profesional de contenido más técnico. Las compañías consideran necesario concienciar, desde niveles tempranos de la educación, sobre las opciones y oportunidades que estos puestos suponen para las mujeres.

1) Fuente: Nedelkoska, L. y G. Quintini (2018), “Automation, Skills Use and Training”, OECD Social, Employment and Migration Working Papers, n.º 202, OECD Publishing, París, p. 49.

2) Fuente: OCDE (2016), Education at a Glance 2016: OECD Indicators, OECD Publishing, París

3) Fuente: Consejo Económico y Social (2015), “Informe 03/2015. Competencias profesionales y empleabilidad”

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