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España y Alemania: motores complementarios de la competitividad y la resiliencia europeas

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Artículo de opinión firmado por José Alberto González-Ruiz, secretario general de CEOE; Tanja Gönner, directora general de BDI; y Osmar Polo, presidente de la Cámara de Comercio Alemana para España, publicado por el diario Expansión 26/11/2025, en la antesala de la celebración del XI Foro Hispano-Alemán.

Tribuna Expansion

Los cambios económicos mundiales, el aumento de las tensiones geopolíticas y los persistentes retos comerciales están ejerciendo una presión sin precedentes sobre las perspectivas económicas de la Unión Europea. Las instituciones de la UE y los Estados miembros deben tomar medidas decisivas para reforzar la resiliencia europea y restablecer la competitividad mundial. Invirtiendo en innovación, reforzando las industrias estratégicas y diversificando los mercados de exportación, podemos sentar juntos las bases para un crecimiento sostenible. La acción coordinada europea es nuestra oportunidad para convertir los retos recientes en oportunidades de renovación y prosperidad a largo plazo.

Creemos que España y Alemania se encuentran en una posición única para liderar el avance de la UE. Aprovechando nuestras fortalezas complementarias podemos abordar los retos estructurales a los que se enfrenta la UE y marcar el rumbo hacia una prosperidad renovada para preservar la economía social de mercado europea. Nuestro entendimiento común se basa en la urgencia de llevar a cabo reformas para garantizar la competitividad de Europa como entorno favorable para la actividad empresarial. Mario Draghi identificó acertadamente tres áreas centrales para la reforma en su informe de 2024. En primer lugar, la innovación. Europa se está quedando atrás con respecto a Estados Unidos y China en el desarrollo y la comercialización de tecnologías avanzadas. En segundo lugar, la energía. Los precios de la energía en Europa siguen siendo entre dos y tres veces más altos que los de las grandes economías competidoras. Y, en tercer lugar, las dependencias estratégicas. Europa depende en exceso de cadenas de suministro estrechas y carece de capacidad en sectores clave.

Podemos invertir estas tendencias aprovechando nuestras fortalezas internas, empezando por el mercado único. La eliminación de las barreras dentro de la UE impulsaría la competencia, la eficiencia y el comercio, preservando y creando puestos de trabajo. Veríamos un mayor crecimiento sin aumentar nuestra dependencia de actores externos. En la práctica, pedimos una rápida aplicación de la estrategia del mercado único y el éxito de la hoja de ruta del mercado único para 2028, incluida la consecución de una unión de ahorro e inversión.

Un obstáculo importante para el crecimiento es la burocracia. La creciente carga normativa, tanto a nivel europeo como nacional, frena la innovación y la competitividad. Si bien los recientes paquetes generales son un paso en la dirección correcta, solo evitan que se añadan nuevas cargas. Lo que necesitamos es un programa integral y continuo para reducir la burocracia existente, con objetivos y plazos claros. Solo debe introducirse nueva legislación cuando aporte un verdadero valor añadido europeo y refuerce el mercado único y su base industrial. Los Estados miembros deben transponerla y aplicarla sin crear nuevas cargas y evitando el exceso de regulación, así como los retrasos.

Europa también debe recuperar su posición de líder mundial en investigación y desarrollo. Apoyamos firmemente el Fondo de Competitividad propuesto y un aumento sustancial de la financiación para Horizonte Europa en el próximo Marco Financiero Plurianual, con el fin de reforzar la I+D como elemento central del gasto de la UE. La UE también debe garantizar un mejor aprovechamiento de la inversión privada en todo el ciclo de innovación. Dar prioridad a una regulación favorable a la innovación para apoyar la comercialización exitosa de productos, servicios y métodos de trabajo innovadores es la forma de facilitar aún más la productividad y la competitividad a largo plazo de Europa. La investigación, la educación y la innovación deben unirse en un triángulo del conocimiento que incluya firmemente a las empresas.

España y Alemania deben liderar la innovación con el ejemplo. Ambos países cuentan con sólidos sectores manufactureros en los que la digitalización y la robótica están cobrando cada vez más importancia. La integración de la inteligencia artificial y el uso de datos para impulsar la productividad son cuestiones a las que se enfrentan las empresas de ambos países. Las iniciativas conjuntas en estos ámbitos podrían liberar el potencial transformador.

La energía es otro ámbito en el que nuestros países encajan como piezas de un rompecabezas. España ha logrado avances impresionantes en la ampliación de la producción de energías renovables e hidrógeno, recursos que la industria alemana necesita urgentemente para llevar a cabo con éxito su transición ecológica. Para aprovechar al máximo este potencial, Europa debe integrar sus mercados energéticos plenamente. Al apoyar el establecimiento de más interconexiones energéticas, la energía limpia puede fluir de manera eficiente a través de las fronteras. 

Más allá de la reforma interna, Europa debe profundizar sus alianzas globales. Los acuerdos comerciales con Mercosur, México e Indonesia deben ratificarse rápidamente. Y la UE debe buscar activamente acuerdos de libre comercio adicionales para ampliar el acceso al mercado y reforzar las alianzas regionales, como CELAC y el Pacto por el Mediterráneo. A medida que se intensifica la competencia, garantizar condiciones favorables en terceros mercados es esencial para la resiliencia. 

Sin embargo, la resiliencia tiene un coste, y ese coste debe equilibrarse con la competitividad. Sin el equilibrio adecuado entre ambos, la prosperidad a largo plazo se ve amenazada. La dependencia de Europa de proveedores no pertenecientes a la UE para la adquisición de material de defensa sigue siendo alarmantemente alta. La Comisión Europea ha presentado una estrategia común europea de seguridad, defensa y preparación que debería aplicarse para desarrollar un mercado europeo de defensa, respetando al mismo tiempo el reparto de competencias establecido en los Tratados. Tanto Alemania como España tienen un gran potencial para cooperar en la promoción de proyectos emblemáticos que cubran las lagunas actuales en materia de capacidades y fomenten la cooperación y la interoperabilidad entre sus respectivas bases industriales en los sectores de la defensa, la seguridad y el espacio. Subrayamos que la red europea de infraestructuras críticas, la columna vertebral del mercado único europeo es una red distribuida cada vez más vulnerable. La UE debe invertir en su seguridad y, al mismo tiempo, mantener y desarrollar un cierto grado de soberanía tecnológica en lo que respecta a la resiliencia de la red.

Juntos, España y Alemania cuentan con las empresas, el talento y la visión compartida para liderar la UE a través de los retos actuales. Establezcamos el marco adecuado, junto con nuestros socios europeos, para liberar todo este potencial, en pro de una Europa competitiva, resiliente y próspera.

 

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